Entregué mi alma y mi ser
a cambio de una vida de asceta;
pues encontré en la pobreza de un Derviche los más grandes tesoros.
En
no hay, que digamos, mucho bien. En ella ganan y triunfan
la audacia y la estultez.
¿Hasta cuándo seguirás, dejándote humillar, sirviéndote a la canalla;
alimentándote cual mosca de muladar? Confórmate con tu pan cotidiano,
antes que oír o echarte en cara
tal o cual favor.
Es más honroso dormir, sin comer, sufrir hambre con dignidad, que hartarte del pan de los amos, a costa de vejamen y humillación.
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